Al mirarte nacen unos capullos
aquí muy dentro de mi corazón,
y los pimpollos encuentran razón,
es esencia de poema y de orgullos.
La disecada pluma se humedece
obligándome a crearte más versos,
juntando los símbolos bien dispersos
y dije, ésta obra te pertenece.
Tu imagen la paseo por mi mente,
desnudándote hasta la misma entraña,
libre eres de la profunda maraña,
volviéndote real en el presente.
Cual alfarero moldeando arcilla
nace mujer, y amor doy le rodilla.
El señor de los fierros
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Si existes,exito. Si hablas, soy sonido en tu boca, Fantasía de tu carne y tus huesos. Experimento de amor silencioso. Pabellón de sueño en el iris de tus ojos, maniatado a tu verso inconcluso. No soy yo... siempre eres tú, en mi imperfección llorando mis letras.