Te dí cada paso de mis historias
una a una, mis victorias y derrotas,
mi magia te dí sin alevosías punitorias
el mundo ideal que me mata en tu boca,
te dí la paz del caballero templario
el dilema de quedarte en mis guaridas,
mi alma te dí en cada aniversario
y un poco de todas mis estrofas conocidas
te dí el ticket para entrar en mis costados
sin el carnet de aventuras pasajeras,
cada armadura te dí y sin embargo
me queda el vacío de aquella vez primera,
te dí mi noche, mi suelo y mis cenizas
mis sueños de arlequín en el teatro de la vida
la alquimia del mago te dí y la prisa
de llevar en mi piel, la piel de tus heridas,
te dí la tranquila serenidad del mosquetero
con la capa de sueños envuelta en tus mañanas,
el amor prohibido te dí y aquel velero
donde huíamos a la otra orilla imaginada,
te dí las pausas de mi cuerpo en tus entornos
el hálito sagrado de mis venas en tus karmas
el collar de esa feria te dí y los gnomos
que cada luna, a tu ventana se asomaban,
te dí mi fiesta de zafiros y diadémas
el caliz de mis ojos asido a tus distancias
la puesta del sol te dí y cada emblema
que guardo en mi arcón de secretos y nostalgias,
te dí de cada encuentro el misticismo
de besarte en la boca como nadie lo había hecho
la furia del amante te dí y el exorcismo
de sacarte del adentro la rutina y sus pertrechos,
te dí la lujuria, la ira y la promesa
de beber de tus pechos sin motivos pendientes
con la húmeda razón de tanta simpleza
y la simple verdad de esta angustia de muerte!