Estoy cansado de tanto tratarlo,
que de mis ojos no asome este llanto,
con este rictus contraigo la boca,
es rastro extraño que oculta mis penas.
En esta inmensa tristeza que tengo
que se retrata en mi rostro tan triste,
por la fatiga de tanto intentarlo
todos mis nervios deslizan dolor.
Debe intentar esta angustia ya enferma,
pero al contarlo que extraña catarsis,
desaparecen angustias y penas,
nunca más triste me he visto que ahora.
No tengo dudas bendito remedio
de la quietud que retorna es anhelo,
brilla en mis labios de nuevo la risa,
es el esfuerzo que obtiene su premio.
Humberto Reyes H.