Confluencias, magos de la noche, profunda y serena,
el súbito encanto de confluir en tus pasantes,
finas parcelas, de tus campos y la extensa
geografía de la piel, caricias de un instante...
márgenes opuestas en beligerancias acaecidas,
cúmulo intacto de mi sangre en tu horizonte,
amada sinuosa! que al proveerme de la vida
tratas de seguirme, donde quiera que te invoque,
pócimas de algún pecado, silente y confundido,
el acto del amor, en plena face, consumado,
tus labios en mi vientre, y aquel latido,
pléyade fugaz, de mirarme sin candados,
y la cierta confluencia, vivaz, entusiasmada,
contornos de los cuerpos, que sudan transumantes,
otoño de las almas, con calor en las miradas,
volcanes y lava...humedad nuestra que exhala, constante.
"...R.N..."