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Categoría: Amor

LA NIÑA QUE RETABA A LAS GAVIOTAS

« Les fleurs coupeés se fanent vite.
Prenez ma terre et eau »
Los días se calzan tus zapatos sin plomo
para caminar,
lenta y pesadamente,
hacia ninguna parte.
Y en la esquina de cada día,
sin soportales
ni cornisa,
te espera fumando,
aunque llueva,
la misma noche oscura. Tú la saludas,
cansinamente,
mientras escuchas el maullido agudo
de tu viejo portal:
es lo que más se parece a un sonoro, lento, beso de bienvenida.
¿Recuerdas aquella niña que corría libre y descalza
por la arena de mi playa?
Tu sigues, a la fuerza,
el caminar de tus pies,
que te llevan
adonde no quieres,
adonde no sueñas.
Mientras tu alma regresa a tu pasado,
tus pies avanzan a un futuro
que no es tuyo.
Y te topas con un espejo
en el túnel del tiempo.
Y no te atreves a romperlo.
No lo rompes;
y caminas
o te arrastras hacia atrás;
¿Recuerdas aquella niña que corría libre y descalza
por la arena de mi playa?
Tu camino diario
se te estrecha en embudo,
hasta aquella botella
de licor de rutina.
Te embriagas de rutina,
de la misma rutina vertida sin rutina.
Y te bebes de un golpe tu rutina
para olvidar ese futuro azul
que está esbozado en ese traje azul
que nunca te has probado,
porque se te desteje
hilo a hilo,
día a día,
noche a noche;
si por el día se deshace un hilo,
de noche perderá todo color.
Y si golpeas otro trago más
sólo es para olvidar ese futuro
que te ofrecieron en aquella cena,
que sigue hoy alimentando aún
algún que otro dolor:
de sus sabores sólo ha sido fiel el más amargo. La rutina invita a ser sorbida
otra vez más; para olvidar otro futuro, que iba a ser todo un cobijo para el frío,
para ese frío que mejor se cubre.
Y aceptas ese trago, y hasta olvidas
que lo llegaste a hipotecar a cambio
de aquella suma que quizá, o sin el quizá, sea el único sueño
que ahora te visite
cada vez,
cada mes,
con su puntualidad de nudillo frío
de nudillo germánico.
¿Recuerdas aquella niña que corría libre y descalza
por la arena de mi playa?
¿Por qué no vuelves a arrancar suspiros al viento,
retando en tu carrera a las gaviotas en vuelo?.
¿Por qué no vuelves a hundir esos pies en la arena,
descalza,
sin miedo a pincharte con esa concha olvidada?.
¿Por qué no vuelves a dejar que el sol vierta en ti,
sobre tus ojos verdes,
esos brillos distintos
que cada día
en cada grano
de mi dorada
arena olvidas?.
Estoy lejos.
Pero
recuerdo aquella niña que corría libre y descalza
por la arena de mi playa.
Y me callo.
Me callo, pues quiero
que la libertad
sea mensajera
de tus pies ligeros.
Estoy lejos.
Datos del Poema
  • Código: 272666
  • Fecha: 28 de Julio de 2006
  • Categoría: Amor
  • Media: 6.57
  • Votos: 104
  • Envios: 0
  • Lecturas: 1,686
  • Valoración:
Datos del Autor
Nombre: Eduardo Sola Garcia
País: EspañaSexo: Masculino
Fecha de alta: 24 de Diciembre de 2005
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