Supimos extrañarnos

Estábamos urdiendo un plan tan excitante
que rompimos el pacto que habíamos tramado,
y de repente la voracidad de una constante
ilusión rota que la vida nos ha dejado.
Pero por simple engaño quisimos aferrarnos
a la lucha desigual contra el enemigo invisible,
el eterno duende que se mostró al separarnos
e hizo que la luz en oscuro se haga visible.
Y al pensar que el amor algún día se termina
acabó con la costumbre de sentir y mirarnos,
por esas cosas que ya dábamos por perdidas
y estaban ganadas cuando supimos extrañarnos.