AUNQUE ASÍ, ME LA QUITES

Distánciamela, trastorna, provoca su tamaño, indúcela a ella que llena mi espacio, hazla menuda, mínima, que quepa sola en un punto, en unos ojos, pequeñísima en el soplo e irrisoria en la voz; que la puedas tener desmesurada, insolente y queda ya sujeta junto a ti, en mi propia sombra. Quítale, remuévele esa delicia del ardor y del ansia fulminantes, que no la abriguen ya ni mis fantasías recogidas, ni mis desvelos; nada. Despista, distrae su mirada, que no me perciba, que se crea que está sola; que yo sepa por fin cómo es cuando está desolada. Entrégame noche, de ella, lo que nunca me dio; aunque así, aunque así, me la quites.