Cierro los ojos,en el silencio de la aurora,
escucho el canto de los pájaros y su aleteo.
Te veo, me miro,en el reflejo de un manantial
cualquiera,tomados de las manos entrecruzadas.
Cierro los ojos, en esta soledad,te siento,
junto a tus nuevos sueños, que van y vienen,
paseando su amor, por sublime, cada momento.
Para luego, sentir en mi alma su vaivén.
Cierro los ojos, y en mil recorridos, un suspiro,
deja su estela, impregnada con su presencia,
en las cálidas aguas,de sus profundos secretos,
navegando en la placidez de tu remanso.
Cierro los ojos, y te veo, en las calles tapizadas
de adoquines que adornan el recuerdo de un ayer,
que se fue pero se resiste a desaparecer
del ideario colectivo que nos recuerde,
de que estamos hechos en nuestro ser.
¿Qué tanta fortaleza tiene tu misterio,
ese que me aturde y me hipnotiza?.
Ese que ocupa mis sueños, musa de mis poemas.
Aquel que no se cansa de repetirte de mil maneras,
cada verso,al amparo de la Luna mañanera.
Cierro los ojos, dejando de importar
los mares,y el infinito cielo que nos separa,
ni las oscuras noches de tu cruel silencio,
que se antepone a la salida de la alborada.
Cierro los ojos, me doy cuenta con alegría,
que el verdadero amor no tiene jaulas de oro,
ni muros invencibles que lo contenga,
en la inmensidad inquieta del firmamento.
Cierro los ojos, observo que el amor es libre,
invisible al ojo humano, sensible al corazón,
esencia de la pureza asequible,
manifestado en su inmenso esplendor.
Cierro los ojos al besarte, pero te alejas,
dejándome sumida en soledad, llena de tristeza,
repleta de evocaciones y reminiscencias,
en el contenido inocuo de su indiferencia.