Una esencia sutil,
tal cual como una Margarita.
De mirada fragíl,
tan igual a su alma bendita.
De sonrisa acaramelada,
con una voz tan divina.
Una hermosura perfumada,
en su cabellera fina.
Pude contemplar una bella primavera,
en su amplio corazón.
Y con su cariño de espera,
supo aguantar la emoción.
Hoy al verte lejana,
me parece que fue ayer.
Juntas en aquella mañana,
bajo el calor de nuestro ser.
Hay unos brazos abiertos,
que no conocen distancias.
Pero los recuerdos los aprietos,
encima de mi estancia.
SOL.
Gracias Sol por verme así, gracias por tu poema y gracias por los momentos que pasamos, nos faltó el tablao flamenco. Yo también te echo de menos. Un besazo.