TAMPOCO SOY UN SANTO

Son las últimas notas de mi canto
inaudibles, quizá, para tu oído.
Son limón magullado y exprimido
en el cáliz fingido de tu encanto.
Es verdad, yo tampoco soy un santo;
pero del corazón cada latido
como un haz de ilusiones ha surgido
cada vez que me acuesto o me levanto.
Miro atrás y mi cauda está desierta
y tu ausencia es ausencia de mí mismo.
Ya toqué tantas veces a tu puerta,
descendí de mis cielos a tu abismo
para al fin constatar que estabas muerta,
dando muerte también a mi optimismo.
Heriberto Bravo Bravo SS.CC