Cántico de vida, noche perfumada,
ilusión de sacristía llevaba el ramillete.
¡Tan bonita!, ¡tan preciosa!,
angelical su vestidura.
Caminando hacia el altar
llevaba orquídeas en la falda,
portaba rosas en el velo,
sonreía su rostro inmaculado.
Se sentía prometida y deseada
que aún las arras custodiaba,
que aún laureles le peinaban.
Las argollas, la diadema,
zapatilla en vidriaría,
y las joyas de turquesa
prometidas adornándole
la espalda.
¡Tan bonita!, ¡tan preciosa!,
cuando iba en el pasillo,
cuando todos murmuraban
que iba embarazada,
y el padre por detrás
encañonando al susodicho
para que no se le escapara.
¡Tan bonita iba vestida!.
Salvador Pliego
lastima que traia regalo :D saludos luz de neòn :risa_color: