Vanamente me oculta tu rostro
el horizonte, te sigo amando,
entre frías cosas te voy buscando,
tu rostro no es pasado espectro.
Tu imagen entre los sueños nuestro,
tus grandes ojos me siguen mirando,
y de besos tus labios sigo cargando
mientras pasa el vago tiempo siniestro.
Amo lo que me quedó cada instante,
sí, lo que tengo, mientras tú distante,
mi hastío forcejea entre lamento.
Mis manos se fastidian hambrienta
buscando la tibia carne soñolienta.
Mientras tu llegar es presentimiento.
Autor: Alcibíades Noceda Medina