En un barrio donde ni los carros pasan,
Donde la lluvia hace imposible salir de casa,
Nace un pequeño gordote y simpático,
Con la llegada de las flores y el aire mágico,
De un abril de antaño.
Sus padres buscando fortuna emigraron,
Y medianamente se situaron,
Vinieron de la zona de montes y ganados,
Donde el viento y el aire son frescor,
Donde las casas y la gente son amor.
Un año fuera de su hogar,
Con sus abuelos va ha tratar,
Al colegio empezará asistir,
Sin que sus padres puedan ir,
A llevarlo y traerlo.
Sus padres lo vinieron a buscar,
Lo quisieron otra vez llevar,
A la tierra donde el aire ya no es frescor,
Ni las casas ni la gente son amor.
Tenía él pocos años
Se traslada con sus verdaderos amos,
Teniendo que soñar,
Todo aquello que no quería olvidar.
Se cambiaron de vivienda,
A otra más horrenda,
Donde las flores y montes no se ven,
Donde todo es prisa y correr a la vez.
A otra escuela va asistir,
Teniendo que sentir,
Los recuerdos que le llegaban,
Cuando sus amigos y él jugaban,
En los montes y laderas.
Es un colegio donde le odiaban,
Donde sus amigos no le hablaban,
Sus profesores ni a él ni a su familia respetan,
Por no ser de la tierra donde les sujetan.
Su infancia pasa deprisa y corriendo,
A un colegio nuevo esta yendo,
Los curas Basilio y García le pegan,
Dejando que sus amigos se rieran.
En sus años de adolescencia,
Una chica de buena presencia,
Entrando en su vida estaba,
Ana Bacardí se llamaba,
Con la que todo el día soñaba.
Siguió viviendo, siguió sintiendo,
Pero la gente, los prados y los montes,
Siguen en su recuerdo.