Tus ojos verdes me miraban

Entre pinares y zarzas
caminaba por senderos
completamente desérticos,
y sin embargo, seguía avanzando.
El trinar de los pájaros
llegaba a mis oídos.
Se transformaban en canciones
que alegraban la estancia.
Cerca estaba el precipicio;
mi vista no alcanzaba a contemplar
la belleza que distinguía.
El mar seguía alborotado.
Miré el fondo del abismo
y quedé impresionada
al ver tus ojos verdes
reflejados en las aguas.
Las olas rompían con ímpetu,
su blanca espuma salpicaba mi rostro;
eran tus manos que me acariciaban
aquella acalorada mañana.
Yo sentía el fulgor de tus besos
que mandabas desde la distancia.
Una sensación placentera llegó a mí
y consiguió enloquecer mi alma.
Estabas tan próximo de mí
aunque te encontrabas lejos;
mi corazón no se confundía,
sabía que siempre me llamabas.
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