Ayer… si, el ayer ha fallecido,
solamente el ayer…
hoy; renace de nuevo en el paisajes infinitos
y en ese hoy he revivido para volver.
Cuando estaba de vuelta a casa,
la renovación es total y asombrosa,
de ida ni de vuelta no hallé sendas escabrosas.
El viaje fue fantástico,
pude ver el universo de arriba hacia abajo.
¿Saben por qué volví…?
porque en ese lugar maravilloso no hay trabajo…
Yo quiero ser útil aunque sea;
para servir a los ancianos y niños.
Pero en aquel lugar todo está servido.
No podría estar allí,
sí; trabajar es prohibido.
¿Cómo podría demostrar mi amor,
si el Hacedor hace todo por mí?
Es la razón que me volví,
aquí aun pudo realizar muchas cosas…
ejemplo: cuidar el jardín,
para regalarle flores a mi amada,
cultivar para el sustento de mis familias y;
también para ayudar a los menesterosos.
Debo demostrar que soy una persona de bien,
ser bueno con mis hijos y;
un excelente amante sin reserva hastiosa.
¿No sé cuánto tiempo pasó?
Espíe por la puerta entreabierta…
dije; caramba por todos los cielos…
toda está igual como cuando dejé,
nadie se percató de mi ausencia,
entonces medité;
¿cómo he ido tan lejos en tan poco tiempo?
Ahora a trabajar y demostrar lo que nunca fui,
ahora tengo una nueva oportunidad para gritar que;
“AMAR ES VIVIR Y TRABAJAR NO ES SUFRIR”.
Autor: Alcibíades Noceda Medina