Siempre diré, que es bonito quererte,
sin que tú sepas, en qué forma te amo.
Por amor clemente, por tu amor sano,
un pequeño mundo quiero dedicarte.
Soy feliz pues sonreís al mirarte,
sin pecados veniales en paz duermo,
hasta que llegue el sueño eterno,
donde deseo nuevamente encontrarte.
Aquí de cara al muro por ti rezo,
mientras vivo en tu cárcel de seda,
gozando la dicha que aún me queda.
Elixir de amor son tus labios cerezo,
que mantiene en mí vida y vigor,
lo más valioso del mundo: el amor.
Autor: Alcibíades Noceda Medina