El llanto del mundo.

Que inocultable pasión me dejan a su paso
los años transcurridos entre mieles y ajetreos
versátiles momentos y traerlos por si acaso
cuesta demsiaado y a algunos que ya ni veo.
Que locura tan primera aquella que distante
merece estar siempre en la lista de los recuerdos
el primer cigarillo, la gota de amor que al instante
me tendió en la red oculta de paisajes casi ciertos.
Y nunca he de decir que a niveles tan constantes
me sucedieron razones de las malas y las buenas
vientos de cambios que a paladares oscilantes
crujieron en mil destellos de sabidurías ajenas.
Casi al descubrir que la vida tiene aquellos motivos
que se suceden unos a otros cual vestigios iracundos
me sentí en tus calores donde mueren los olvidos
cuando la paz de tus ojos calma el llanto del mundo.