La infidelidad y la mentira

No hay razón alguna para ser infiel. Si una de las dos partes siente desamor por su pareja, lo verdaderamente razonable y honesto, es la separación. Al quedarse solo el individuo puede elegir con quien estar sin haber herido sentimientos; sin haber caído en la bajeza de la traición y de una mentira la cual tarde tarde o temprano se devela como lo hace el sol cuando asoma en el horizonte, o como cuando al final de la historia se abre la Caja de Pandora.
La infidelidad en la mayoría de los casos es el complejo de superioridad de la persona que engaña. Este prototipo de gente
siente alto su ego cuando es infiel y vive el espejismo de ser viril; porque con el hecho de ser infiel, se siente satisfecho al sentirse deseado por una o varias personas.
Existe el que infiel por venganza. Este infiel hace sufrir a su pareja, a la persona que adopta para su propósito y a sí mismo.
Antiguamente se reconocía al hombre con en mayor grado el adulterio. En esta sociedad moderna la mujer ocupa un rol tan igual o mayor que el hombre.
La verdad se crece ante la mentira y el adulterio es la manera de vivir doble vida para al paso de los años sentirnos culpables. La fidelidad va de la mano del amor, el respeto y la honradez.