Soñé que ni me mirabas
Que lo nuestro se había acabado
Que siempre cerca estabas,
Pero... Nunca a mi lado.
Que nuestras miradas ni rozaban,
Aún estando frente a frente,
Y que si por casualidad se encontraban,
Todo era tan fugaz, que parecía inexistente.
Y aunque me moría por ti,
Lo que me mataba eran los celos,
Mayores a los que alguna vez sentí
Que me traían por los suelos.
Y lo que era lo peor,
Es que yo lo había provocado,
Tanto dolor, la muerte de nuestro amor
Y la forma en que era castigado.
Y cuando al fin pude despertar,
El alivio se volvió felicidad
Pero que gran sorpresa me iba a dar
Que aquel maldito sueño... si era realidad.