Desnuda, en tu lecho prisionera,
son sus leves sábanas blancas
los tejidos de tu tela de araña,
reposas sosegada entre su seda
en adormecida vigilia traicionera.
Seducido por los relieves trenzados
inocente deslizo mi tímido cuerpo
en equilibrio sobre los finos hilos
ajeno al peligro de tus deseos.
Alertados tus sentidos corpóreos,
despierto tu paciente falso sueño,
amenazada mi atrevida aventura
intuyo la trampa sobre mi alma,
tarde mi instinto emprende la huida
y en la fuga enredo mis sueños.
Desafiante, eufórica, desbocada,
hasta mí, exultante, te llegas,
tus besos de seda me envuelven,
inmóvil sobre tu trampa de tela,
todo mi ser se tensa impaciente,
ante la viciosa forma de tu mirada.
Sobre mí ovillado cuerpo apresado
tu cuerpo de perversa araña lanzas
yaces sobre mí, atrevida, hambrienta,
con los jugos que tu boca extrae
sacias tu sed de impúdico placer.
Vacío, seco, exhausto, abatido,
en tu tela de araña me dejo morir,
por vivir enredado a ti.