La masa cerebral que ha absorbido
toda imagen de mi vida
y que refiere a una casuística única,
mantiene un deseo al que protege el cráneo óseo
de cualquier acción del exterior:
libertad.
No me importan las guerras, si a ellas hay que acudir
y aquí en este frío invernáculo usado de intendencia,
reposan cuerpos de batalla inmóviles,
cubiertos de una sábana inerte.
Yo ahora, deseo vivir,
aunque sucumba ante la humanidad
o bajo la esclavitud del arma que me abatió
Allí, en aquél frente de lucha, en donde terminó mi vida
y aunque no pueda discernir bajo esta oscuridad,
siento amor por mis enemigos.
Así, en esta soledad envejezco
en tétrico cobijo
y mi piel, replegada entre los huesos,
sumisa
pide paz, solo paz
por favor paz.
Nunca habÃa leeido algo que me calara tan hondo el alma,escribes muy bello,además me identifico mucho con tu poema SIGE ASI!!!!!!!!!!!!!!!!!!