Te escribiré la rimas más hermosa,
que a nadie -y juro a nadie- le habré escrito,
un verso que supere lo infinito,
y llegue a hacer que el mar sea poca cosa.
No voy a describirte como diosa,
que impone su figura en el granito,
de aquellas, que no pueden dar ni un grito,
ni pueden caminar, ni hacer más cosa.
Yo voy a describirte, tal cual eres:
sencilla como el cardo y la amapola,
y dulce como el vino y más placeres.
Radiante, como el sol en la alborada,
vibrante, y tempestuosa cual la ola,
y frágil, cual la flor más delicada. (2006)