Ningún goces se descuida

Bellos colores pinta el atardecer.
Mis brazos ardientes quieren cobijar
el cuerpo y deleitarse con manjar
de los labios dulce de la amada mujer.
Hermoso es engalanarla sin rodeo
en amor a un corazón necesitado
en comprensión real y apropiado,
dando prioridad a los deseos.
Colmar de besos a la bien querida,
desde el anochecer hasta la aurora
y vivir por siempre la primavera
en pareja. Ningún goce se descuida,
es regalo de Dios al ser humano
en el albor matutino cotidiano.