Tus ojos son los faros centellantes,
que alumbran de mi nave el gris sendero,
evitan que me cunda el desespero,
en olas impulsivas y bramantes.
Tus brazos son dos muelles palpitantes,
que ansioso de arribarlos tanto espero,
cobijan de mi instinto marinero,
las ansias que se tornan sofocantes.
Tu boca es un abismo inexplorable,
del cual no salgo nunca aunque lo intente,
con gran resignación inexplicable.
Y en alta mar, tu canto de sirena,
me guía hacia tu boca nuevamente,
guardando mis pesares en su arena. (2007)