Doquiera tu presencia se adivina.
Tú tienes el poder. A ti la gloria.
Mi historia forma parte de tu historia
que sólo con tu gracia se ilumina.
Yo sé que siempre estás con quien camina
por más que a veces pierda la memoria
y escape de tu amor con perentoria
maldad que tus designios asesina.
Viajero de la luz, Dios de mi verso,
creador y redentor, mi bien amado.
No dejes, no, de amarme, dueño mío.
Yo sé que muchas veces me disperso.
Perdóname, Señor, pues he pecado.
No tomes tan a pecho mi desvío.
Heriberto Bravo Bravo SS.CC