Debí nacer ya muerto, por qué en vida aún no he nacido,
como el beduino que se pierde en un desierto,
como un caminante que se encuentra perdido.
Me siento triste, como un palacio sin princesa,
como un mendigo, que siempre vaga por el filo del abismo,
como el peregrino, que cabizbajo camina por la vida,
buscando donde nace y muere el alma…
Soy místico, como el suicida que ama la vida,
como el que busca al amor en noches de olvido y estrellas,
tal vez con tintes de locura, como a alguien que le roban sus sueños,
sin barroquismo, mi alma se desnuda ante los ojos del amor…
Tengo el alma tenebrosa, rasgada como los sentimientos,
como las sombras que se pierden en un túnel oscuro y sin salida,
como la niebla que se esconde al llegar la alborada.
Tengo el alma rasgada, de tanto buscar por las calles del olvido…