Cuando la distancia duele,
cuando la ausencia es suplicio
difícil de soportar;
cuando se cuentan los días,
las horas y los minutos,
para poder regresar.
Cuando ese silencio quema
como brasas en la lumbre
y se vuelve casi costumbre
el hablar en solitario
porque tú no estás a diario,
es tiempo de regresar.
Cuando dos almas unidas
por un amor tan profundo
se encuentran tan alejadas
que parece el fin del mundo
y no puedo ni pensar,
es tiempo de regresar.
Porque ya sólo a tu lado
tiene mi vida un sentido,
desde que te he conocido
y de tí me he enamorado,
no puedo estar alejado;
sin tí, me siento perdido,
necesito regresar.-
Eduardo Ritter Bonilla.
Viernes 26 de Febrero del 2010