Tengo un amor, entero, valiente, profuso,
destinatario procaz de mis intentos postreros,
caliente en la cama, y a veces difuso,
proclive a ceder lo que a veces no quiero.
Tengo un amor, que a un notario le he escrito
para que asiente su rúbrica en considerandos,
que digan muy claro que solo a ella me dedico
en las noches perpetuas que me llaman esperando.
Tengo un amor, y al tenerlo que él me gobierne
porque su poder me transmite valentias,
de decirte que en tus interiores he de perderme
a partir de estos versos los primeros que te escriba.