Oculto tras su deslucido disfraz, el tiempo,
se debate entre lo efímero y lo eterno,
en lo profundo de su cubículo a tempo,
logra manipular lo hostil y lo fraterno.
A veces tiene la magnitud de lo infinito,
cuando parece no importarnos que transite,
mas, cuando necesitamos que se quede quietecito,
nos sorprende y nos restriega su desquite.
Hay un tiempo para amar, otro para el olvido,
está el de ser feliz, casi perecedero,
tiempo para solaz y para el arrepentido,
mas, todo tiempo vale, sea bienvenido.
Tratemos de darle tiempo al tiempo, ya se sabe,
en tanto llenemos nuestra vida de ilusiones,
no permitamos que nuestra esperanza acabe,
y dejemos sin mas, cobrar vida a las pasiones.
® Susana Valenzuela
21-01-10