Caridad y limosna...

Soy un vagabundo
del destino
viviendo con sobras
de mi mismo,
sin amor por ser
tan ridículo
como yo,
muriendo lento
apretando la ahorta
de mi cuello
con dolor,
escupiendo moronas
en mi cuerpo
de caridad y limosna,
de tormento
enloquecedor.
Pero hoy
he leído un renglón
de un pergamino
prohibido
semejante a ti
y a tu voz
viendo tu sonrisa
que me pide a mi,
con esos gritos
que sacaste de adentro
esa noche,
dime que extrañas
mis caricias
y el derroche
de mis ojos
que cambiaban de color.
Te pido
caridad y limosna,
te incito
a ser solos tu y yo
por la vereda
de una obra
que se pinte con pasión,
no me des tu deriva
ni tu corazón
si no quieres,
solo tu ropa
en mi piso,
solo tus caricias
sin olvido,
caridad y limosna
te pide este sumiso
siervo de tu ser,
esclavo del paraíso
que se asomo
aquella vez
y en el cual
me encarcelé.
Por primera vez
la rareza
en mi camino
de querer
algo tan prohibido,
algo como tú.