Anoche otee tu imagen,
emergiendo del pasado;
tu aparición me hizo sufrir,
me sentí prisionero, y torturado.
Tu renacer me hizo sentir:
vulnerable a la quimera;
tu imagen vi surgir,
cual una diosa guerrera.
Perfumes enervantes,
llenaron la atmósfera cálida;
eras tú, la misma de antes,
renaciendo después de tu partida.
Sentí melancólicas canciones,
himnos impregnados de suspiros;
fantasmas de sueños y visiones,
me envolvieron en sus efluvios.
En la penumbra de la calle,
emergiste como la luz de un sol;
tu presencia me volvió cobarde,
y me oculté tras de un farol.
jucar