"CANTA, ALMA MIA"
Cantar del viento triste
sobre la selva umbría
y el eco de chicharras,
blanca percusión de cascadas.
Lloras más en silencio
con tu voz imprecisa
como un sollozo derrotado que se hiela.
Semejas un murmullo de soledad velada,
vértigo de luto entre las losas sepulcrales.
¿Dónde escondes la pena
que el tiempo absorbe entre los vaivenes del mar?
¡Ah, cántame esas coplas
viento, triste sonido donde el sol nunca aflora!
Los ojos se te empañan y el sonrojo
del rubor en tu cara
pudiera ser la luz postrera e irisada
de un extraño horizonte.
Ahí llegan a arder todos los fuegos, todos.
La pasión los desvela.
Gime la voz de los céfiros.
El duelo, el duelo...
Ya no quiero cantar en los saraos bulliciosos.
Sobre la jungla vespertina, viento y sollozos
y vuelan tristes las aves
igual como vuelan mis sueños.
¡Ay, alma mía! Ya cede.
No reprimas tu llanto.
Canta como en la aurora del encanto,
como en la madrugada;
también entre la lluvia la pena se deshace,
en la policromada curva que la acompaña...
Mi pena gris. No. No la entiendo.
Tú la descifrarás cuando ceje tu grito.
Extiéndete en mi cuerpo como el corazón se extiende
por la vera de la piel desnuda,
inerme al infinito.
Heriberto Bravo Bravo SS.CC (Derechos reservados)