Por el camino a la ermita
van dos tristes peregrinos
uno va harto en fatigas el otro va harto de vino,
uno reza sus plegarias,
el otro reza al camino
para que se ponga recto
pues se torna serpentino
fruto de la gran cogorza
que por el beber le vino,
por el camino a la ermita
llegaron los peregrinos,
uno reza ante la Virgen,
el otro con muy mal tino
le está ofreciendo a Jesús
que beba de su buen vino,
los dos son hijos de Dios,
y Dios,con amor divino
los quiere igual a los dos,
son sus hijos peregrinos. MARGA M.R. (mar 68)