Mi querido e ilustre maestro
Maestro que cierta incógnita guarda
Trato y trato y las palabras parecen No querer alinearse, no fluyen,
Como deberían de fluir:
suavemente
No afloran los sentimientos reales
Son un tanto ficticios, se sienten
Hechas, armadas, pensadas
las palabras
¡La naturalidad de antes se me irá!
¿Y de dónde saco yo ahora decirle
A la gente lo que verdaderamente
Me sale del pecho?, me asombro
A mí misma de las cosas que llevo
Adentro de mi alma
guardadas.
Y que aún así, improvisadas, solían
Expresar un dolor sangrante,
Un amor herido, muy sufrido
Desgarrante,
¿qué hago maestro?
Lo necesitaré como un apuntador
Dictando palabras a mi oído
Que suenen a embeleso y no
Únicamente a un amor travieso
Que de pronto se encuentra
Sin su compañero de juegos
Y debe hasta de inventar un
Hermano gemelo espacial, irreal
Para tener con quién platicar.
Venga esta mi madrugada
a leerme
Déjeme un comentario,
una lección
Que por más que intento frenar
A este mi corazón,
parece maestro
Que se juntan mente, alma y diablo
Y deseo a borbotones
expresarme
Y decir a lo salvaje que es cierto:
¡Que amo, que amo mucho,
pero que también sufro!
¿Qué hago maestro?
Lara Elra Cira