UNA NIÑA LLAMADA AMORES No.6

Se ha marchado de mi, de mi savia
quedaré muerto sin que nadie lo sepa
seré un alma que sola se extravía
como bicho de árbol que no trepa.
Solo he permanecido con esta efusión
que lastima inhumana mis momentos,
mis voces negras solo crean confusión
en el tinaco que guarda mis tormentos.
Se ha ido enteramente de mi tiempo
arrastrando tras de si mis sueños,
como quisiera estrechar mi cuerpo
en su fantasmal efigie y ser su dueño.
Llueve en mi albergue sombrío
su presencia efímera y pasajera,
murió el calor en mi lecho umbrío
hay solo frió que la muerte espera.
Se evaporo con su partida la vida
que anduve cuando a mi lado anidó,
no hubo despedida en su rauda ida
solo hubo dolor cuando me olvidó.
No tuvo compasión en su abandono,
he quedado esclavo de esta orfandad,
mi huerta murió a falta de su abono
ahora hay avidez en vez de bondad.
Oyendo la algarabía de esta vida loca,
naufrago ahora por ti, buscando el olvido,
parchando en cada afán mi corazón herido,
borrando los crónicos fracasos de mi boca.
Yo bien se, que tu andar fue todo mío,
tratando de extinguir mi mustia historia,
ahora floto en el recuerdo de tu memoria,
tornándome en cadáver bajo el sol bravío.
Fuiste en tu estadía claro amanecer
secuela de mi noche, despertar risueño,
mas ahora que tu cara es solo un sueño,
estaré solo, estando sin permanecer.
Te fuiste huidiza de mi lado, huecamente,
sin decir adiós por siempre, desolado,
penándome a llevar tu recuerdo a mi lado
y viviéndote en mi corazón eternamente.
Llegaste un día arrolladora, grandiosa,
devolviéndole a mi alma su dulce candor,
y a la hora de sanarme, se fue tu fulgor
apagándose entera tu palabra airosa.
Caí como si nada en tus redes peritas,
pescaste diestra mis continuos dolores,
ideando quizás dimitirme en amores
a la merced pérfida de manos expertas.
Encallaste en mi, tu barca bienhechora
esperando ampararme del hastió,
mas solo hiciste aumentar la zozobra
de aguardar la muerte en tu vació.
Moribundo en tu ausencia me dejas
desalentado habitando esta vida,
mis ojos expresan primitivas quejas
impedidos por dar amor a quien lo pida.
No te reparo ya mas en mi camino,
mis mañanas han quedado sin roció,
fuiste alimento que lleno mi vacío
por la escasez de amor en mi destino.
En esta estación tardía de mi ruta
mis ocasos se carbonizan de tristeza,
ansiando en el tiempo crear permuta
y compensar con llanos mi maleza,
Hasta donde sabré cuanto esperar
tu retorno nuevamente a mi lado,
ajeno del destino deseo aguardar
que tu milagro regrese inesperado.
Doliente en el olvido de los demás
andaré mendigo rogando clemencia
triste, esperando sigiloso algo mas
que me ayude a superar tu ausencia.
En mi soledad me has dejado solo
sin saber el porque te has ido,
porque tu palabra traslado anhelos
en un instante de olvido,
en que mi presente fue solo
mi futuro siendo pasado.
Y uno sabe que irse para siempre
es dejar sólo un leve arañazo
en el rostro del lunes que madruga
y antes del domingo que despierta.
Fuiste mujer efímera y virtual
que al errar desolada en mi mente,
abandonaste pertinaz dolor,
que a mi alma de hombre mortal,
cansada, perpetuamente condenada,
causas muerte y temor.
Fuiste el verso incoherente
del mal en su tiempo inherente,
que desmenuza sin sosiego
la ofrenda dejada en mi frente;
mas si en mi alma perturbada
vieras que soy hombre tenaz,
de linaje perlado y coherente,
me darías de tu ser un beso
para cautivarme y mandarme luego
sin retorno al infierno silente.
Yo sin ti, para que quiero
esa calma falsa en el averno,
fue tan poco el tiempo para amarte
que parece jamás hubiera sucedido,
mas fiel muestra de que si estuviste
está aquí mi corazón herido
sufriendo solo al recordarte.
Estoy pensando en ti cada momento
y mis ojos te ven cuando no pienso
estoy pensando en ti, cuando no quisiera
tener que pensar para no sentirme
de tu lejano corazón más lejos,
reviviendo tus andanzas
cuando me clavaste tu aguijón,
de veneno letal e insalubre
allí donde más duele,
en esa oscura zona del recuerdo.
Divagaste tus deseos en mi, sin saber
lo que me hacías implacable,
vestido de persianas me dejaste
y ahora ya no te observo
paseando callado por mis calles,
me estremece, morir tan lentamente
en estos días hechos noche,
como después de un sueño
del que no se conservan los fragmentos,
desconcertado y solo rondo en tu sombra.
Me duele despertarme en el mutismo
de una noche cualquiera
y no escuchar ni llanto ni sonrisa
de algún alma que me quiera,
sólo el tiempo que pasa y no se queda
confortara mis días de suplicio,
hasta entonces caminare entre vástagos
y en cada rostro anónimo descubriré
antiguas amenazas, maldiciones
y sentencias, que se quedaron
labradas en mi ser, más cerca
de esa pura lejanía inaccesible
profundamente clara de tu ausencia,
donde mi voz en un instante
replicara por la luz de tu recuerdo
que se enciende lustrosa en mi
cuando de mí te alejas.
Vivo buscando evocación
de tu voz, tema de mis melodías
y en mi nostalgia el calor
de una futura mentira,
cuando se que en el viento
solo se refugia mi antigua amante,
soledad, soledad, compañera,
una vez escuchada, una vez pasante,
una vez vivida, de verdad corrosiva,
tan sólo mía, desnudo amor,
que entre mi visión ciega...avanza!
en forma de poesía.