Hoy recordé las cosas buenas que vivimos, no lo olvido,
tantos momentos que a tu lado fui feliz, te soy honesto,
eras la estrella que iluminaba día y noche mi camino
pues a veces confundido terminaba yendo al lado opuesto.
Me diste fuerzas cuando me faltó valor para seguir luchando,
en ti encontré la terapista ideal que siempre me escuchaba,
siempre tuviste la respuesta a mis preguntas de por qué y cuándo
y si mi vida se caía a pedazos, tú eras quien la remendaba.
Soñé contigo ser el dueño del mundo y de todo el universo,
acabar con todos los males, qué locura!, pero lo creía,
era tan grande mi emoción que no parecía un gran esfuerzo
si tú estabas conmigo entonces hasta volar yo podría.
Quise tenerte conmigo toda la vida en una casa encantada
y grabar tu nombre y el mío en un sagrado pergamino;
pasar los años, muchos años mirando la misma alborada
sin miedo a que el ocaso nos sorprenda, ya sabemos el camino.
Pero la vida se encargó de acabar con nuestras ilusiones,
los años fueron maltratando nuestros sueños más preciados
y el amor se escapó con la pasión de nuestros corazones,
tenía miedo de quedarse en el camino, sin calor, abandonado.
Hoy recordé también tu rostro bello de ese primer día,
pero la triste realidad me ubica en este último momento
cuando todo entre los dos se ha vuelto sólo una utopía,
una lección para saber: que el amor no es eterno como sentimiento.