Aletea en el aire nuestra pena,
mis manos sostienen llovizna de dolor.
Mojada esta tus pétalos en flor,
también nuestro amor en condena.
Trampa de dolor hay en la escena.
Sostengo tus mejillas húmedas sin rubor,
verte así no puedo, no tengo más valor.
Es tan triste nuestra última cena.
Es demasiado frágil este momento.
Por un milagro rezo al cielo,
quiero solución, no solo consuelo,
que termine el desvarío y el tormento.
Nos miramos con amor sin desprecio,
torpemente nos amamos en silencio.
Autor: Alcibíades Noceda Medina
Triste última cena... Señor Noceda, hermoso soneto pero muy triste. El silencio muchas veces si que es torpe, pero para eso están los ojos del corazón. Enhorabuena Mariel