. Viernes Santo Una Saeta

Un Niño era. Y ya era un Prisionero,
Encerrado en la Cárcel de mi Cama
Y teniendo al Dolor por Carcelero. Mi gravedad crecía, día a día.
Poco a poco, la Vida,
Que apenas si a vivir había empezado,
Se me iba escapando,
Como si el mismo Dios, desde Los Cielos,
Me estuviera, impaciente, reclamando.
Los que más me querían,
Antes de que me fuera,
Ya me estaban llorando.
Si entre ellos me quedaba,
¿Cómo me quedaría,
Si era ya un Niño Inválido
E Inválido por siempre lo sería?
Llegó la Primavera,
Con su Pascua Florida
Y su Semana Santa,
La Muerte de Jesús, conmemorando.
Y llegó el Viernes Santo,
Con sus negros crespones,
Y con sus Procesiones y sus Pasos.
Ya llegada la Noche,
Cargada de perfumes y silencios,
La Virgen Dolorosa,
Y su Hijo, Jesús Crucificado,
Por mi balcón en procesión pasaron,
Con calma lenta, como si quisieran,
Seguir conmigo. No irse de mi lado.
Y mientras se iban yendo y me dejaban,
Una aguda Saeta,
Oración hecha Canto,
Con voz doliente y trémula,
Rasgó como una flecha
El manto de la Noche
Y tuvieron que oírla en las Estrellas.
La cantaba mi Hermana.
Decía así su letra:
“Virgen Santa Dolorosa,
Yo te pido con anhelo
Que pongas Bueno a mi Hermano,
Que mi Madre, desde el Cielo,
A Jesús, Tu Hijo Amado,
También se lo está pidiendo”.
Mi Hermana, desde la Tierra,
Y mi Madre, desde el Cielo,
Conmovieron a la Virgen
Y se hizo en mí el Milagro.
Han pasado muchos años.
Yo era un Niño. Soy ya un Viejo
Y aún no he podido olvidarlo.
Hermana mía del Alma:
Por más que pasen los años
Yo a oír tu Saeta vuelvo
Cuando vuelve el Viernes Santo.
Cuando muera y vaya al Cielo
Voy a seguirla escuchando.
Mamá estará a nuestro lado.
Y de Gozo lloraremos.
Y haremos entre los tres
Que sea el Cielo más Cielo,
Pues Amor el Cielo es
Y a El más Amor llevaremos.
¡Ay! qué dulcemente amargo
Fue para ti y para mí,
Hermana, aquel Viernes Santo.