Mis ojos son el mar llenos de ternuras,
Con la fragilidad, de su onda etérea y mustia,
Te brindan en su retina, las espumas,
De un alma, enferma y pálida que te busca.
Mira que ya no miro tanto el esplendor divino,
Permíteme decirte que te adoro, y es magnífico,
En realidad no son mis ojos tal hechizo,
Para el éxtasis del santuario de tu signo.
Humedezco mis ojos con un suave delirio,
En esa luz que se cruzó por nuestro destino,
Sin pretender robar tu diamante blanquecino,
Solo pretendo infundir en ti, mis pobres trinos.
¡OH! cúpula del cielo, con tu rayo súbito,
Abre los deslumbrantes crepúsculos,
Penetra mi pecho, con el oleaje mudo,
Deja que mis ojos sequen sus hermosos diluvios.
Bañada está la rosa del rocío,
Permítame grabar sus pétalos que ya declinan,
Y guardar su aroma cuando vaya sin tino,
En la dulce aflicción de tu esencia constreñida.
Para Tí Solecito, Con mi mejor afecto, cariño y amor fraternal. Janet Londres
Secaré mis lágrimas con los pétalos de la rosa adjunta a tu poesia, me llena de emoción y con tu permiso dejo impresa en ésta página tu cariño, ya sabÃa que la distancia no podÃa ser ingrata, jamás lo es cuando puede unir a las personas, te quiero amiga y lo sabes, más de lo que ya te dije no es posible, sigamos caminando por la vida, cogidas de la mano, venciendo abalanchas e ingratos momentos, sigamos surcando el cielo en busca de la felicidad, del sociego, nunca nos separaremos, nuestra amistad es tan firme como que Dios existe... Gracias pequeña y gran amiga, estas letras quedan grabadas en mi alma... Solecito!