Desde este rincón del mundo,
perdido quién sabe dónde,
como una brizna de hierba
que crece oculta en el monte,
esta casa como miles
ó, tal vez, como millones,
formada por cuatro muros,
ventanas y pisos grises,
amueblada con mis sueños,
mi risa, mis cicatrices;
alfombrada con recuerdos
y esperanzas a futuro:
Lanzo mi pensamiento,
producto de mi conciencia,
(de mis poemas la esencia)
como semillas al viento,
para ser llevado lejos
y hallar respuesta en las almas
de gente con sentimiento,
que también sueña despierta
y está dispuesta a escucharlo.
Desde este rincón del mundo,
anónimo domicilio:
una mesa, cuatro esquinas,
una pluma y una cama,
un toca-discos ya viejo;
un simple foco en el techo,
una que otra telaraña,
un sillón desvencijado
y en el pelo muchas canas,
libro a diario, sin descanso,
sobre el papel la batalla
despiadada con las letras
en formación de palabras.
Y surgen coplas y versos,
reflejo de mis esfuerzos
por plasmar mis inquietudes
y transmutar en virtudes
mis flaquezas y defectos,
con mi experiencia mundana.
Palmo a palmo, verso a verso,
diá tras día, cada semana,
se va plasmando en su historia
la naturaleza humana
de este aprendiz de poeta
que tiene sólo una meta:
transmitir en sus palabras
su amor a sus semejantes,
su esperanza en que la Tierra
se convierta en paraíso,
libre ya de sus cadenas
y miserias lacerantes.
Mi deseo fuerte y sincero
de que el Amor, la Justicia,
la Paz y la Caridad
reinen al fin en un mundo
sin discordia, sin fronteras,
bajo una sola bandera
y una nacionalidad.
Desde este rincón del mundo,
este humilde mexicano
lanza su grito profundo
y extiende a todos su mano
en un gesto franco y rotundo:
¡el abrazo de un hermano!-