Palabras del Predicador, hijo
de David, rey de Jerusalén.
Vanidad de vanidades, dijo el
Predicador; vanidad de vanidades,
todo es vanidad.
¿Qué provecho tiene el hombre de
todo su trabajo con que se afana
debajo del sol?
Generación va, y generación viene;
mas la tierra siempre permanece.
Sale el sol, y se pone el sol,
y se apresura a volver al lugar
de donde se levanta.
El viento tira hacia el sur, y rodea al
norte; va girando de continuo, y a sus
giros vuelve el viento de nuevo.
Los ríos todos van al mar, y el mar
no se llena; al lugar de donde los ríos
vinieron, allí vuelve para correr de nuevo.
Todas las cosas son fatigosas más
de lo que el hombre puede expresar;
nunca se sacia el ojo de ver,
ni el oído de oír.
¿Qué es lo que fue? Lo mismo que
será. ¿Qué es lo que ha sido hecho?
Lo mismo que se hará; y nada hay
nuevo debajo del sol.
¿Hay algo de que se puede decir:
He aquí esto es nuevo? Ya fue en los
siglos que nos han precedido.
No hay memoria de lo que precedió,
ni tampoco de lo que sucederá habrá
memoria en los que serán después. ECLESIASTÉS 1:1-11