Tu, mi refugió.

Eres la calma que encuentro en medio del caos, esa paz que llega cuando el mundo se vuelve incierto. A tu lado, todo parece más claro, como si el tiempo se detuviera para darnos un respiro. Contigo no necesito más, ni palabras rebuscadas ni grandes gestos. Es en lo simple donde nace lo más grande, en cada sonrisa, en cada mirada. Tu presencia es el hogar al que siempre quiero volver, el lugar donde el alma descansa, donde mis dudas desaparecen, y solo queda la certeza de que todo estará bien. Aunque los días pasen y las estaciones cambien, aunque el camino se vuelva difícil o confuso, sé que en ti siempre encontraré la fuerza, la mano que me levanta, el abrazo que me sostiene. Y por eso, sin importar cuántas veces la vida nos ponga a prueba, siempre elijo estar a tu lado, porque contigo, todo lo demás deja de importar, y solo queda este latido compartido, que nos recuerda que mientras estemos juntos, nada nos podrá detener.