Te conocí y sin saber quien eras te quise dar mis sueños
y te llevé en las alas de mi alma a recorrer el cielo;
te contemplé, hermosa y floreciente, cual flor de primavera
y la abejita de mis ilusiones saciándose en tu néctar.
El mar profundo de tus bellos ojos, me invita a un paseo
y en el velero de mis emociones, me arriesgo mar adentro;
tu risa, mujer, es mi guía marina cual faro en el horizonte,
quiero encallar entre tus labios rojos y recorrer sus bordes.
Díme si debo ser mucho más audaz o es pecado desearte,
entenderás es la pasión ardiente quemándome la sangre.
No pido más de lo que puedas darme, intenta una palabra,
para empezar a conocer tu vida y entregarte mi alma.
Quiero saber si mis sueños contigo se cumplen finalmente
o me dará, nena, tu indiferencia el beso de la muerte;
es la razón por la que hoy me atrevo a abrir mis sentimientos.
Si aceptarás mi amor, no digas nada. Sólo dame un beso.