Mi verso es dulce como el guarapo,
tiene al jilguero de cantarín.
Viste de gala, nunca de harapo,
y de las fiestas, es bailarín.
Mi verso tiene algo de guapo,
tiene de listo y de arlequín.
Aunque lo quieran usar de trapo,
sabe al madero hacerlo aserrín.
Mi verso es triste. Con el empapo
mis remembranzas, y en el confín
de mi añoranza, soy como el sapo,
que con sus saltos, llega a su fin.
Mi verso, verso del que no escapo,
es mi Ángel bueno, mi Serafín.
Nunca a mi verso la boca tapo,
quiero que dance como el Delfín.