Si pasa el tiempo
y el árbol en su espacio
no se hace flor
ni hace semillas
porque espera
el espejismo de más bellas
e ideales primaveras,
puede llegar a no ser árbol
ni ser bosque,
negando para sí
-esencia viva-
llenar su espacio,
usar su tiempo.
Tal vez queden tus oídos evocando himnos o cantares.
Tal vez se vayan
las risas de las mieles
que llegaron a tu boca
o acaso tus párpados
se cierren y encierren tu mirada
en una celda oscura y sola,
esperando se vista en su vejez
de blanco, allá a lo lejos,
el espacio, tu propio espacio...
y el tiempo, ya vacío...
¡Tu tiempo!