A corazón abierto!

Mi mundo era el perfecto ardid de expectantes
valores poco claros y llamas encendidas,
tenía la virtud de afrontar a cada instante
los muros que llegan a frenarnos en la vida.
Mi mundo tuvo en la calle su facultad bien entendida
el logro de volver después de muertes preparadas
y en todo caso fue la libertad jamás vendida
la que llenó de regocijo la avidez de una mirada.
Mi mundo se vistió de batallas atrevidas
de poemas escritos con el alma de un guerrero,
y después de la pelea la única osadía
de saberme un humano sabedor de atolladeros.
Mi mundo se esparció con el corazón bien abierto
con la magia de un poeta y con el sabor atendible,
regó los campos verdes de sabias y encuentros
valerosos latidos al revertir los imposibles.
Y hoy que los años dejan sus marcas aleatorias
donde la piel cansada asemeja sus heridas,
transitan dentro mío las hordas de una historia
que son el valioso resumen que queda de mi vida.