TU

Tu, que mereces ser la primera mandataria

del reino de seda que cobijò

nuestros interludios, pareces hoy,

a la distancia, la simple excusa

del otoño efervescente que alguna vez

nos diò refugio.

Tu, que a veces morias por mi amor

y otras lo matabas diciendo que nunca morirìa,

pareces hoy, dentro de la exenta realidad

de nuestro pasado, la esencia pura

de la neutra logia de nuestros acuerdos.

Tu, que devienes en paradigmas inexistentes,

cuando todo el calor de la mañana abraza 

esta soledad inquieta, pareces hoy, con 

tus fantasmas en mi alma, la dura convergencia

de la vida misma...alrededor de esta muerte lenta

y sin memoria.