En el cuarto estoy horas pensando,
esperando que la puerta se abra.
Intento oír tu voz. Una palabra,
y creer que tu alma está hablando.
También escucho música recordando
tu sensibilidad, otra vez de pronto
tus lagrimas feliz, era contrapunto,
las mías también están brotando.
Las letras empleo como intervalo.
Tú vida en mí, cada día fue regalo,
no diré que el destino es injusto,
a pesar que parecería muy cruel
al sentir tus besos aún en mi piel.
Conocerte y amarte fue un gusto.
Autor: Alcibíades Noceda medina