Me piensas como verso alborotado,
en tu vida soy poema incompleto,
sin corolario, ni prefacio escueto,
También soy un vicio mal destilado.
Me ves cual relieve del acantilado,
como el ojo de la noche del desierto,
que busca exilio en el desconcierto.
Solo con lástima me ha contemplado.
Depuesto me señalaste el puerto,
no hallas vida, en mis ojos muertos.
La iglesia del pueblo está cerrada,
me regala brisa los cañaverales,
ya lejos de los ruidos infernales,
encuentro paz en la madrugada.
Autor: Alcibíades Noceda Medina