Mi hermana te encontró en aquella calle,
tomando solo agua del desierto,
Te dejó entre mis brazos aquel día
con tu mirada triste y desconcierto.
Parecías un rufián de bulerías,
trasnochado, pero estabas muy contento,
porque sabías que ya yo te quería.
Ya te quería porque eras indefenso,
porque llegaste con tu paso lento,
con humildad, y mucha valentía
cuando cure tu cuerpo tan enfermo.
Bien sabes que te di la garantía
de brindarte por siempre tu alimento
y no dejarte a merced del viento.
Eres mi perro fiel, con intelecto,
obediente, cariñoso, y un bandido
que ablanda el corazón endurecido
de cualquiera que no tenga sentimiento.
Como guardián, te digo, eres perfecto.
!AHORA ESTOY OCUPADA TODO EL TIEMPO
CON MI PERITA, MI GATO, Y ESTE HAMBRIENTO!